Sin una rutina que seguir.

Y entonces aparece. En el momento menos pensado, cuando crees que ya nada te puede salir peor, cuando hasta el café te sale oscuro, cuando el día nublado te provoca malestar y dolor de cabeza, cuando todo parece que se te hace eterno, cuando estas acostumbrada y cansada de la rutina, es entonces cuando todo cambia. Cuando aparece alguien que con la más mínima tontería nos hace sonreír, con una simple mirada, un simple comentario, o simplemente el hecho de cruzarnos con esa persona especial por coincidencia, el hecho de recibir un buenos días, el hecho de tener un regalo sin motivo, todo eso puede cambiarnos el ánimo en cuestión de segundos. 
Y es que a nadie le viene mal de vez en cuando que vengan por la espalda y le abracen, escuchar un te quiero sin motivo alguno, o ser la razón por la cual alguien se levanté cada mañana. 
No todo es previsible, levántate una mañana sin pensar en lo que harás, sólo deja que pase.