Compleja compenetración

Veía un país inhabitado todo estaba en calma. Parecía no tener sustancia a simple vista mientas que con un paso, con apoyar el peso únicamente del meñique del pie sobre aquel suelo, todo temblaba. Nunca nadie lo había pisado antes, nadie había sentido ese calor, esa fluidez que hacía creer que estabas pisando el sol. Era débil, como todos lo somos la primera vez que nos sucede algo nuevo. Así era como ella se encontraba en aquel momento.
En cambio, él... Él no era sólo lugar inhabitado, ni un sólo país. Él lo era todo, todo lo contrario a ella. Era un mundo repleto de personas de todos los tipos que podáis imaginar.
De tal forma que ambos compenetraban como si de piezas de puzzle se tratara.
La experiencia de él era la que necesitaba ella, mientras que él no tenía suficiente con las personas que tenía en su mundo si no la tenía a ella. La necesitaba toda.

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