LOVELESS

Mientras callaba pensando en decir algo pasaban por su mente millones de palabras pero ninguna veía suficiente como para expresarla.
No sé si era incapacidad lo que sentía o simplicidad en sus palabras, o quizá simplemente miedo a la reacción del receptor que tenía delante. Era increíble verle, aunque no dijera nada sus ojos, todas y cada una de esas expresiones que cambiaba por momentos expresaban lo que quería decir.
Es una pena que ella no pudiera recibirlo.
Sus manos temblaban personificando la ansiedad, sus ojos pestañeaban de forma seguida con apenas segundos entre cada pestañeo pero cada vez más lagrimas en ellos, sus piernas estaban inquietas, se entrecruzaban y agitaban de forma constante la silla, provocando aquel sonido que ella no podía soportar.
Qué pena que ella no entendiera, no viera que le estaba dando la respuesta más sincera en todos sus actos. A veces no vemos que realmente lo importante no son las palabras sino el cómo nos expresamos, la forma en que miras, te encoges o incluso la distancia que mantienes con la persona a la que te diriges. Todo influye.
Pero no importa si no lo ves, en este mundo casi nadie lo ve. Si encuentras una persona que sepa lo que te pasa sin decirle nada, quédate con ella, y no lo llames intuición.
Atención es el concepto.

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