A tí.

Como viento cuando mueve las hojas, como gotas que caen en los días de lluvia, así fue como tú llegaste a mi vida sin quererlo, sin esperarlo. Aceleraste a mí corazón.
Como en las películas cuando todo se paraliza tú me miraste, haciéndome sentir como si nada más existiese. Fue en ese instante cuando creí conocer por primera vez a la razón del sentido de la vista.
Tu sonrisa fue la culpable de que yo me volviera adicta ese día 13, abrió mi corazón sin que nadie más pudiese tocarlo. Parece extraño pero desde aquel primer mes a tu lado por fin comprobé la complejidad escondida de los abrazos, de lo difícil que era que dos personas encajasen en uno de ellos como nosotros.
Tal vez no os lo creáis, pero hasta los puzzles envidiaban nuestra complejidad.
Te estoy escribiendo a tí, no sé muy bien el por que, pero sé que como siempre es tarde. Te escribo a tí porque me matas cada vez que creo haberte encontrado, porque te anhelo nada más soltarte, porque jamás sería capaz de escribir sino fueras tú quien me leyera, a tí.
Llámame locura, bipolaridad o desatalentada por quererte a una edad tan temprana, pero esta noche daría mi vida por conocer algo más de la tuya.
Me encantas en todas tus formas, en todos tus formatos de voz, y en todo momento. Me encanta eso de verte sonreír por tonterías, de escuchar tu apoyo en días de bajones, eso de que las sábanas sean nuestro refugio en días de lluvia. Me encanta despertar antes que tú y observar tus imperfecciones tan perfectas durante horas, hasta que despiertas y con tu mano te limpias tus ojos. Como si no me hubieran enamorado ya esas legañas, como si no me hubiera enamorado ya de esas ojeras mañaneras.  Y es que los despertares no tendrían sentido sino fuera contigo con quien despertara.
Sé que no te miro igual que al resto de la gente, a ti te miro de un modo diferente, distinto. No se muy bien como definirlo, así que esta parte la dejaré en el aire.
Sabes que pasaría años rozando tus labios, que no soportaría verte llorar pero que aun así esa belleza que tienes no desaparecería nunca.
Tengo miedo de que esto sea como la típica historia que termina con lo de yo sin tí, tú sin mí y ambos perdidos, de que esto se rompa y estas palabras se hagan realidad. Una vez me dijeron que cuando me llegara el amor me dolería, de que no era tan sencillo ni tan bueno como lo pintaban, lo compararon con ese piti que te fumas cada noche, me dijeron que el amor era así, que si no lo aprovechabas rápido se esfumaría, que si lo dejabas un tiempo solo se acabaría quemando entero. Pero algo me hizo creer cuando te ví, que eso no eran más que mentiras para asustarme. Tuve la sensación de que esto sería diferente, ahora lo único que quiero es susurrarte muy bajito que no es que no quiera estar contigo, es que no me imagino no estándolo.
¡Maldito el día que probé tus labios!
Lo sabes de sobra pero por si acaso se me olvida te quiero.
Te delataré todos aquellos te quieros que pensé pero no llegaron a convertirse en palabras.
Te quiero en Octubre, cuando cumplo un año más a tu lado. En los meses de invierno, cuando los abrazos se convierten en necesidad.
Te quiero en todos los tiempos y formas verbales, de principio a fin, y de fin y al cabo.
Te quiero en la primera mirada profunda que nos lanzamos y en la vez que casi nos estrellamos, en tus enfados y en tus promesas.
Te quiero cuando callas y simplemente me miras, cuando hablas sin parar y casi ni respiras.
Te quiero como nunca nadie antes lo había conseguido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario