The rhythm of life

Fue justo ahí, no estaba sola pero sí lo sentía. Estaba sentada en el final de aquella calle, veía como la gente pasaba.Unos más rápido, otros angustiados, luego estaban esos perezosos que nunca aceleran por mucho que lleguen tarde y los arrogantes con el cuello erguido. No esperaba a nadie, pero quizá alguien me estuviese esperando a mí. Me gusta pensar que hay algún extraño, que espera mi llegada, que queda aquel que piensa que soy especial porque yo ya no lo siento. Esta vez ya no habrá contratos de por medio, no habrá mañanas, no habrá promesas donde el miedo nos sirva de obstáculo para no cumplirlas. He tardado en darme cuenta, pero de nada sirve esto sino existen versos donde pongan que la felicidad ya no habrá que pedirla como deseo. La gente pasaba a mi alrededor, esta vez no me fijé en cómo ni de qué manera hablaban. Me fijé en sus pasos, en su caminar. Todos seguimos un ritmo de vida, unos pasos, esos que nos llevan a donde se supone que elegimos, pero no siempre queremos llegar. Hay personas fuertes y fijas, y por mucho que entre un nuevo ritmo, el suyo no se cambiará jamás. Ojalá todos pudiéramos ser así, pero esta es solo la minoría. En cambio, vi personas de esas a las que pertenezco por desgracia. Son flexibles e inseguras, cambian el ritmo de su vida y lo hacen acorde a cada nuevo sonido que entra, y eso no funciona. Tú, eres tú y por mucho que entren, salgan o permanezcan para siempre determinados sonidos el importante y el que determina tu futuro es el tuyo, el que tú eligas por ti mismo, y no el que determinen los demás con sus pasos. A veces puede funcionar, quizá te acerquen, quizá hagan más próxima la meta pero ¿qué harás cuando sus pasos falten, cuando ya no sean esos los que te guíen? Solo te quedarán dos opciones: esperar la llegada de un nuevo ritmo o ser tú, aunque te sea complicado. Entiendo que tú no habrás aprendido a andar sola, que tendrás que aprender de cero, buscar formas para acelerar y desacelerar tu ritmo para conseguir llegar a ese meta que tanto llevabas esperando .Te costará. Por eso, no te aferres a los ideales de los demás, no sigas su ritmo, recuerda quien eras cuando no llevabas guía, cuando tus pasos eran propios. Deja que te llamen loca por no andar con cuidado, por caer en trampas del destino, por jugar con quien no debías pero no por cambiar tu ritmo constantemente porque eso resultará un problema cuando ya no hayan ritmos que te sirvan y te hayas perdido entre tantos sonidos, dejando el más importante bajo aquella capa que escondes. Te perderás, te perdiste desde aquel momento en que empezaste a acelerar tu ritmo por el suyo, y no te encontrarás, si no te buscas con tus pasos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario